Montaje con fotos de boxeodemedianoche y cedidas de archivos particulares.
Hoy me apetece recordar nombres del boxeo coruñés anterior a 1980. Siempre he seguido el deporte de los guantes herculino con inusitado interés, ya que he compartido gimnasio y conocido a un gran número de boxeadores salidos de los distintos barrios de la Ciudad de Cristal desde que el boxeo entró en mi vida.
Los años de estudiante interno en los salesianos me privaron de asistir a algunas de las veladas llevadas a cabo en la ciudad, aún así, persiste el recuerdo de muchas otras disfrutadas en el desaparecido Centro Cultural Santa Lucia, Plaza de Toros, pabellón de la Fábrica de Tabacos, Cine Hercules, o el Palacio de Deportes, así como a las que acudí –formando parte en alguna que otra– en Carballo, en el pabellón de Lugo, la plaza de Abastos de Padrón, la Sala Club Radio de León, y en Asturias.
Por lo tanto, guardo el recuerdo de nombres de coruñeses –algunos ya fallecidos– a los que quiero rendir homenaje con esta página. He conocido personalmente a todas las personas que cito en esta reseña, aunque a algunas no las haya visto boxear por diferencia de edad, pero si he sabido de su deambular deportivo por tradición oral y hemeroteca.
Hubo nombres míticos de boxeadores nacidos en La Coruña, aunque merece mención aparte el emblemático Moncho Casal, quien llegó a enfrentarse, venciendo en varios casos, a campeones de Europa de la talla de Agustín Senín, Rene Libeer, Alponse Halimí, Bob Allotey y Manuel Calvo, y a campeones mundiales como el hispano cubano José Legra o el italiano Salvatore Burruni. Disputó en 8 ocasiones el título español, logrando la corona de las divisiones gallo y pluma en 3 ocasiones.
Otros nombres que recuerdo son los pertenecientes a Ferrín, Dito García Aragón, Calvete, Torrecilla, Gerardo, Castiñeiras, Pirulo Ferreiro, Manolo Pombo Aldao,Alfonso Rojo y José Grandio quien se convertiría en árbitro nacional de boxeo tras su retirada.
También quiero rendir homenaje a prestigiosos entrenadores como José Vidal, Carlos Anaya, Francisco Beltran, y Paco Acosta, quienes intentaban enseñar con escasos medios el abecé del boxeo a cientos de chavales en locales como el gimnasio Acosta, el del Frente de Juventudes, el cultural Santa Lucía, el Batallador del barrio de los Marineros, el gimnasio de la calle del Sol o la Bolera Labordeta. Yo mismo he recibido lecciones pugilísticas de Francisco Beltrán, que dirigió técnicamente la carrera profesional de mi hermano Mero, y tuve el privilegio de contar varias veces en mi esquina con los consejos de Carlos Anaya.
Hubo sagas boxísticas como la de los hermanosJosé Luis,Juan Carlos y Julio Cesar Vidal, hijos del célebre entrenador que dirigió en etapas a Beltrán, Casal, Barral, Grela y tantos otros. Aunque lo conocí personalmente, a José Luis no le vi boxear, pero he visto crónicas que daban cuenta del gran combate que había hecho con el campeón europeo y aspirante mundial Young Martín Marco.
De la misma zona de Labañou, en el popular Barrio de los Marineros, surgieron los Barrientos, y tanto Guillermo como sus hermanos el Rubio José Manuel o Victorino fueron destacados púgiles. De hecho Guillermo se proclamó campeón en los campeonatos nacionales de la Marina durante su servicio militar. La saga aumentó con la llegada por vía matrimonial de los cuñados Manel el Melenas Bestilleiro–progenitor de otro buen boxeador como Tito Bestilleiro- y Fernando Castro Rey con los que tuve el privilegio de compartir sesiones de guantes y entrenamientos. Este último estuvo presente en un campeonato nacional celebrado en Barcelona, y llegó a disputar varios combates de profesional, entre los que se enfrentó al campeón nacional Mariano García. Pero la misma lesión en la mano que le impidió continuar en el nacional amateur, se le reprodujo de profesional y le apartó de la actividad desde muy joven. Aunque, como empresario que fue, se animó durante una etapa a ejercer como promotor de Boxeo.
Otra de las excelentes sagas que parió el boxeo coruñés fue la de los hermanos Jorge, Mero y Toñin Barral. Era una época en la que los boxeadores coruñeses que aspiraban acudir a los campeonatos nacionales debían clasificarse primero en los campeonatos gallegos, para eliminarse luego con asturianos y leoneses. Es decir, debían proclamarse vencedores interregionales de Galicia, Asturias y León. La dinastía de hermanos surgida de la calle Torre, lograron atesorar tres convocatorias nacionales. Mero debutaría, con apenas 19 años, en el boxeo de pago donde obtuvo 12 triunfos 2 derrotas y 2 nulos, hasta que un infame atentado terrorista segó su vida y la de su esposa en Madrid. Jorge, con muy buena carrera de aficionado, también falleció joven, pues una enfermedad se lo llevó con apenas 38 años.
El Centro Santa Lucía fue uno de los grandes viveros del boxeo herculino de la época, en el que, en distintas etapas entrenaron José Grandio Blanco, quien aspiró al título de la división reina frente al legendario Luis Folledo y a la postre destacaría, también, como árbitro de boxeo nacional. También cursaron prácticas en el centro cultural Heriberto González, Chicho Rey, Enrique Pan, y José Luis Vázquez, apodado Televis, otro de los vencedores interregionales que acudió por méritos al campeonato nacional.
Por el gimnasio de la calle del Sol pasaron nombres como Javier Tojeiro, fino estilista de la escuela ferrolana de Joaquín Alejos, que era pariente del ya nombrado Pirulo Ferreiro. El elegante púgil ferrolano, emigró al Reino Unido, donde residió hasta su jubilación como técnico de Aeropuertos;Nuño, otro campeón interregional de mano pesada, que acudió a los nacionales; Buceta un profesional con el que hice muchas sesiones de guantes; Modesto que acudió a los nacionales en Madrid donde le tocó enfrentarse con Victor Varon –padre del destacado púgil Rubén Varón– que a la postre se adjudicó el título; Ringo Valeiro que se haría profesional enfrentándose a campeones nacionales de la época como Nino Jiménez, Fernando Bernárdez o Daniel Rodríguez Figueiroa.
Hubo excelentes púgiles a los que la presión paternal acortó su carrera en el boxeo, como Emilio Pérez Leira, un peso ligero de gran envergadura que alcanzó la internacionalidad. Artesano joyero y artista plástico, criaba canarios que alcanzaron triunfos en campeonatos nacionales de canto. Falleció con apenas 53 años. Otro boxeador que se encontró con cierta oposición familiar, es el prestigioso Gestor Administrativo y Graduado Social coruñes Isidro Pousada. Peso ligero de ortodoxo estilismo, al que añadía una dura precisión en sus golpes. Era, y supongo que lo seguirá siendo, un apasionado de la tauromaquia hasta el punto de hacer viajes a Salamanca para acudir a las capeas sin consentimiento familiar.
Más nombres que me vienen a la memoria son los de el militar profesional Fufo Quiñoá, Toque, Felix, Toni Valle, Tonecho que alternaba el fútbol modesto como destacado jugador con el boxeo; Manuel Fariña, Severo García o Tito Fariña Chirucaque a la postre adquiriría renombre como pionero del surf y destacado practicante del mismo en las playas del Matadero y Orzán. Luego fueron surgiendo el fenomenal Vicente Vázquez el Chato, Carlos Vilariño hoy reputado entrenador que dirige el Ludus Box Artabrum; Eduardo Carreira, Tasende y otros.
Y con estas lineas quiero rendir homenaje, y recuerdo, a todos ellos, pidiendo disculpas a los que he dejado en el tintero. Y quedo abierto a cualquier posible corrección en caso de error, puesto que lo que he escrito es, exclusivamente, fruto de mis recuerdos personales.
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