Aunque nacido en la ciudad de Malmoe, perteneciente a la región de Escania situada al sur de Suecia, Rafael Gil Hesseldahl lleva casi toda su existencia en la ciudad Olívica donde, según él mismo me comentó, » toda mi vida, y mi domicilio y la sede del Sagabox están en Vigo «.
La afición boxística llegó hasta Vigo para encandilar al joven nórdico y desde su adolescencia caló tan hondo, que llegó a convertirse en la pasión deportiva de un adulto Rafa Gil. Como otros muchos jóvenes vigueses, con apenas 15 años se inició en el aprendizaje del noble arte de los guantes aleccionado » por un amigo que era boxeador profesional y me animó a probar «. Consiguió la licencia federativa, la cual supongo que llevaría la firma del por entonces presidente de la federación nacional Roberto Duque, y con 16 años, se lanzó a boxear en una época en la que no existían categorías de edad dentro del boxeo amateur.
No alargó mucho su primer periplo boxístico, y con no más de media docena de combates, siguió el ejemplo de aquellos antepasados vikingos que surcaban los mares a bordo de su drakkar en pos de conquistas, y un verano de principio de los 70, alumbró su decisión de enrolarse en la marina mercante en busca de su peculio particular. Aunque, a pesar de los distintos derroteros que trazaba su flotante puesto de trabajo, cualquiera de los horizontes que oteaba, a babor o estribor, le seguían recordando su afición pugilística.
Había sobrepasado los treinta y cuatro años de edad cuando Rafa Gil resolvió retornar a la esquina del cuadrilátero en calidad de entrenador, al mismo tiempo que aceptó colaborar con la Federación Gallega de Boxeo tras petición hecha desde el ente autonómico. » Me sorprendió una llamada en la que me solicitaron que echara una mano « declaró el técnico vigués. Se comprometió tanto en mejorar el deporte de los guantes que, un día, decidió aceptar la presidencia de la FGB. Durante 7 años, aquel joven sueco que ejercía de vigués, se entregó con determinación a pilotar la nave del boxeo gallego.
Una vez cumplida su travesía federativa comenzó a fraguar la que, a la postre, sería la más grande obra de su carrera boxística, el Club Deportivo Sagabox. El propio técnico vigués cuenta que » nació en 2002 como la unión de varias personas que montamos un ring y empezamos a entrenar. Allí empezó todo y con el tiempo sacamos a chicos a boxear y a hacer veladas. Y aquí estamos». Curiosamente, el Sagabox, organiza bastante más eventos en los alrededores como Salceda de Caselas, Ponteareas, Soutomaior o Baiona, que en la propia sede del Club, que es Vigo, y el propio técnico lo explica diciendo que » en Vigo es complicado por los costes de los pabellones «. Aunque las instalaciones del Hotel Bahía son las elegidas cuando se trata de promover a sus pupilos en los eventos organizados dentro de la capital, » porque allí tienen un aforo más limitado, pero más apiñado, que contribuye a que el ambiente sea mejor para una noche de boxeo « sostiene el cofundador del Club que asegura que sus promociones no intentan hacer negocio, «lo hacemos por darle cabida a los chavales que entrenamos «. Y desde luego que ese filantrópico trabajo pugilístico ha dado sus frutos con la crianza de excelentes boxeadores gallegos que han surgido del club ubicado en el Centro Vista Alegre de García Barbón.

El Club Deportivo SAGABOX de Rafa Gil, lleva 18 años formando a excelentes competidores que han aportado sus cualidades boxísticas para mantener la supremacía que ejerce la provincia de Pontevedra en el boxeo gallego. Cedida