José «La Ortodoxia Boxística» Durán -dcha- posa para boxeodemedianoche
El boxeo debe estar agradecido a los Durán Pérez por doble motivo. De un lado a los progenitores, por ceder y rectificar en su negativa a no aceptar el boxeo. Y por otro lado a uno de sus vástagos José Durán Pérez (Madrid 1945) por su gloriosa trayectoria boxística jalonada de títulos nacionales, europeos y mundiales.
«La Ortodoxia Boxística» llevaba disputados media docena de combates en el campo aficionado, cuando sus padres se enteraron de que practicaba boxeo. Consiguió vencer la resistencia paterna y alcanzó la gloria con la Selección Española de boxeo acudiendo a los Juegos del Mediterráneo donde logró la medalla de Bronce. Gana el Campeonato de España del welter. Consigue ser Campeón de Europa amateur y forma parte del equipo Olímpico Español en Méjico 1968, donde el ruso Musalnov le vence por puntos en la segunda eliminatoria.
Después de las olimpiadas, encamina sus pasos hacia el boxeo de pago entrenado y dirigido por Enrique Soria. Debuta en el Gran Price barcelonés derrotando por ko a Ahmed Ben Hamida y enlaza una racha de 22 victorias consecutivas hasta que acude otra vez más a Barcelona para recibir, en la Plaza de Toros Monumental, su primera derrota a los puntos delante del campeón francés y de Europa Jean Josselin.
Dos triunfos más tarde, una de ellas ante el fenómeno cubano Angel «Robinson» García, le llevan a disputar el título español de los welter en poder del catalán Torres, quien consigue retenerlo merced a un combate nulo en el Palacio de Deportes barcelonés.
Consigue enlazar un nueva racha ganadora en 12 combates, tomando cumplida revancha con Jean Josselin, y en agosto de 1972 es nombrado aspirante, junto con José María Madrazo, al nacional del superwelter que estaba vacante, conquistando el título. Tras media docena de combates ganados retiene el cinturón ante el propio Jose Mari Madrazo y enlaza otras 8 victorias consecutivas que le catapultan a la disputa del trono europeo ante Jacques Kechichian, alzándose con el cinturón de la EBU en el Palacio de los Deportes madrileño en junio de 1974.
Viaja a Berlín para exponer el titulo ante el imbatido boxeador alemán Eckhard Dagge y regresa con el cinturón de campeón y la corona de laurel del vencedor por ko técnico en el undécimo asalto. Dos meses más tarde emprende un nuevo vuelo hacia Berlín para defender, otra vez en el extranjero, la corona europea del super-welter ante el austriaco Johan Orsolics y se la trae puesta para casa merced a una nueva victoria antes del limite. Vuelve a viajar al extranjero, esta vez a Viena, para poner en juego su título de campeón de Europa ante el boxeador local Franz Csandl que permanecía imbatido en su carrera tras 18 combates. El madrileño da una lección de sapiencia boxística durante los 15 asaltos del combate y regresa a Vallecas con la decisión unánime de los jueces y el titulo en el equipaje.
Corría el año 1975. El titulo mundial del Consejo se encontraba vacante y José Durán Pérez fue nombrado aspirante al mismo junto al brasileño Miguel de Oliveira. De nuevo la desidia de los promotores nacionales dejó escapar la subasta que se fue para la capital del principado de Mónaco. El boxeador más ortodoxo, con la izquierda mas precisa del panorama nacional, parecía no interesar a los empresarios deportivos de la época. El Stade Louis II de Fontvieille fue testigo de la primera derrota mundialista del pupilo de Soria, por puntos, ante el gran púgil brasileño. Apenas 40 días más tarde de esta derrota tuvo que hacer la defensa obligatoria de su titulo europeo ante el aspirante oficial el teuton Eckhard Dagge y, como no podía ser de otra manera, la subasta ganadora viajó a Berlin. En esta ocasión el alemán le arrebató el entorchado europeo venciendo en el noven asalto.
En mayo de 1976 es la Asociación Mundial la que le otorga el beneplácito para enfrentarse al temible campeón japonés Koichi Wajima y el madrileño vuelve a preparar el equipaje para viajar a Japón con todos los pronósticos en contra y a sabiendas de que no conseguiría el título mundial si no vencía con contundencia. Desde el Nihon University Auditorium de Tokio las cámaras de la TVE paralizaron aquel mediodía en España. Los aficionados asistíamos a una exhibición de ortodoxia e inteligencia del campeón madrileño y, hasta los más críticos, celebraron como propia la victoria de Pepe Durán sobre el terrible Wajima que visitó la lona en el segundo, en el decimotercero y fue puesto ko en el decimocuarto.
Dos combates mas tarde, Durán, defendió su titulo en el Palacio de los Deportes de Madrid ante el argentino Miguel Ángel Castellini y el quijotismo patrio volvió a dar la espalda al vallecano criticándole su derrota ante el argentino. En su propio país, y por no querer firmar con el promotor de la velada para los siguientes combates (cosa que si hizo Castellini), Pepe Durán fue desposeído de su título por dos jueces-árbitros vendidos a la voluntad del promotor.
Ya con 33 años y en el crepúsculo de su extraordinaria carrera optó al titulo mundial, en esta ocasión del CMB, y de nuevo viajó fuera de nuestras fronteras, Italia, para enfrentarse al poderoso pegador Rocky Mattioli. En el quinto asalto José Durán Pérez, recibió (rodilla en lona, en inteligente gesto para evitar males mayores) la cuenta de 10 del arbitro de turno. Fue el último combate de uno de los mas inteligentes boxeadores del boxeo español de todos los tiempos.
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