Todo ocurrió un mediodía del mes de mayo, en 1999. Varios niños de Marín, entre ellos Aarón González, esperaban sentados en Mogor, como hacían cada día, el autobús que debía llevarlos al colegio de Seixo para las clases de la tarde. Pero no llegaron a subirse al autocar. Ni a ir a clases. Al menos no pudo ir Aarón. Ese mediodía, la charla de aquellos niños a pie de la carretera, sus bromas y chistes, se apagaron con un golpe seco. Un vehículo los arrolló y cuatro de los pequeños resultaron heridos. Aarón fue el que salió peor parado. El golpe que recibió fue de tal magnitud que le rompió las piernas y le ocasionó numerosas lesiones más. Tenía entonces diez años. Y sus piernas de deportista -jugaba al fútbol- quedaron confinadas a una silla de ruedas.Mientras comenzaba un largo periplo por los quirófanos -le operaron en treinta ocasiones-, Aarón, todavía un niño, descubrió las paradojas de eso que se llama humanidad. Por una parte, se enfrentó a un hecho: «El conductor no llegó a auxiliarnos. Dejó el coche allí, se marchó y mandó a un familiar. Tampoco nunca se preocupó por mí, no vino a verme ni me pidió disculpas», indica. Pero, por la otra, cuando abandonó el hospital, con su silla de ruedas, descubrió que no estaba solo: «Todos mis compañeros me arroparon, me ayudaron muchísimo, no me sentía solo. Y eso que fue duro porque, aunque iba mejorando, estuve más de dos años en silla de ruedas y luego me prohibieron totalmente hacer deporte. Pero yo empecé a convencerme de que, si quería, podía hacerlo. O al menos intentarlo. Y mis amigos me ayudaron mucho, tenían muchísima paciencia jugando conmigo para que no me lastimase», recuerda Aarón. Llegó un día que puso a prueba la paciencia de sus padres y, en contra de lo que le recomendaban una y otra vez los médicos, montó un equipo de fútbol sala, el Laberinto. Como no podía jugar, empezó a entrenar a sus compañeros. Pero el cuerpo le pedía más. Y, poco a poco, fue empezando a jugar. Al principio, lo hizo incluso con muletas. Luego, logró caminar solo. Correr… Hacer deporte otra vez. «Fue algo increíble, de hecho los médicos no se lo creían cuando se lo contaba», dice. La aventura del fútbol sala le duró hasta bien cumplidos los 17 años.«La Justicia fue recuperarme»Antes, a los 16, encaró otra batalla. Acudió al juicio en el que juzgaron al conductor que lo arrolló. Reconoce que tuvieron que agarrarlo. Uno se imagina que la vista fuese ahora mismo, con Aarón convertido en boxeador… Pero él se adelanta a la pregunta: «En aquel momento me agarraron, ahora mismo yo no le haría nada a esa persona. No me pareció justa la condena, me pareció muy poca cosa, pero en la vida no hay que tomarse la justicia por la mano. La vida ya pondrá a cada uno en su sitio, ya dará premios y castigos… mi justicia me llegó el día que me recuperé, el día que salí hacia adelante. Al final no fue más que un combate que tuve que luchar», señala mientras vuelve a llevar la mente a su adolescencia, a su época en el instituto Illa de Tambo. Porque fue allí donde vio un anuncio de clases de boxeo. Al principio, pensó que su traumatólogo se volvería loco solo con mencionarle la posibilidad de practicar boxeo. Pero luego se lo pensó… y decidió probar suerte. Le enganchó. Le enganchó de tal manera que fundó un club, entrenó y entrena… Y fue campeón de España de boxeo olímpico en 2015. Paralelamente, como si quisiera demostrarle a la vida que sí puede hacer todo el deporte que se le antoje, estudió Magisterio por Educación Física, primero en A Coruña y luego en Pontevedra. Y lleva varios años dando clases de gimnasia, así como de otras materias, en el colegio Inmaculada de Marín. Ahora mismo es tutor de cuarto. Dice que disfruta enseñando a los niños. Y cuenta que a veces le preguntan por el accidente que le cambió la vida. No le importa contarles lo que le ocurrió. Es más, confía en que a alguno le pueda servir su experiencia: «Les insisto en que hay que luchar siempre, que si uno está convencido de que puede tiene que ir a por todas, que por muchos atrancos que haya nunca se puede perder la fuerza de voluntad ni las ganas de luchar», explica.Luego, mientras sus compañeros ya sudan la gota gorda y él aún no ha empezado a entrenar, se ríe cuando se le pregunta si la novia a la que conoció entrenando sigue siendo novia y boxeadora. «Sí, las dos cosas, está ahí dentro», indica. Con ella le gusta viajar. O soñar. Y seguir aplicando su máxima: «Pueden los que creen que pueden». Pues eso.
Nueve combates para iniciar el curso el 11 de febrero en Marín
La Voz de Galicia / Redación Pontevedra

Cartel que promociona la velada del inicio del curso boxístico en A Cañota de Marín.
El equipo marinense de boxeo Team Thunder organizará en el pabellón de A Cañota el próximo 11 de febrero una velada con, al menos, nueve boxeadores y otros tantos combates con la que darán la bienvenida a la nueva temporada. Abel Ferreira, Javi Amoedo, Alberto Rosales, Adrián Fumero, Ricardo «Boom Boom» Herrero, Alba Pedrosa, Aarón «The Thunder» González, Kike García o J. Martínez «La Sombra», son algunos de los nombres confirmados para esta sesión de boxeo que tendrá como aperitivo un seminario técnico con uno de los mejores boxeadores del panorama nacional, Sandor Martín «Arrasandor».Una clase maestra cuyo aforo es limitado, por lo que los interesados deben reservar plaza a través de la pagina de Facebook del Team Thunder. Las entradas para la velada, por valor de 10 euros, están ya a la venta.